Por: Michelle Félix
Al principio de los tiempos las
escuelas eran lugares al aire libre donde las personas iban por gusto,
leían, discutían temas de interés y aprendían por si solos. Esta era conocida
como la escuela de Platón. Las personas experimentaban en campos de estudio de
su preferencia hasta que encontraban su verdadera vocación y se especializaban
en ella. También practicaban otras actividades y gozaban de su práctica.
Las escuelas se han convertido en
lugar donde la gente es esclavizada, obligándola a asistir allí en lo que llega
a una edad apropiada para trabajar. Esta reforma no enseña para que el hombre
pueda existir, lo llena de materias inútiles en la vida real y deja a un lado
la educación que verdaderamente importa, en la que se enfrentan problemas de la
vida social y del ser humano por sí solo. Además crea un ambiente de división
cuando supuestamente se inculca una cultura de paz y tolerancia. Este sistema
empieza por dividir a las personas por edades, estaturas, niveles y después les
asigna un número, el número más alto es el “mas calificado”. Se toma a los
mejores y se excluye al resto, poniendo etiquetas que evitan al ser humano avanzar,
cuando el número más bajo puede llegar a ser la persona más calificada. Los
maestros limitan a los estudiantes a aprender solo lo que se enseña, dejando a
un lado la cualidad de curiosidad que posee el ser humano. Convirtiéndolos en
robots pensantes de una misma manera por medio de repetición. El maestro no es
malo, solo sigue este protocolo de educación repitiendo lo que le han enseñado.
Los niños son naturalmente curiosos,
aprenden observando y experimentando por si solos, todo lo conviertes en un
juego, ellos aprenden de esta manera. Esta es la naturaleza del ser humano
aprender por sí solo, no que le enseñen lo que debe y no debe hacer. Con
el paso de los años la sociedad presiona al niño para que deje esta curiosidad
y se convierta en un ser que piensa y hace lo que se le pide, un niño de 5 años
puede ser un genio curioso, pero para los 11 años va a haber perdido esta
curiosidad por estar cansado de que le digan lo que debe y no debe, de limitar
sus capacidades y que le impidan realizar lo que desea hacer, por lo que
prefiere imitar a la sociedad.
Invito a todas las personas que influyen en el ámbito educativo, ha que abramos la mente de los demás y la nuestra, para poder entrar en una revolución en la
forma de educar, alentando a los demás a
pensar y asombrarse de las maravillas que nos rodean. David, en un salmo dice:
“no hay nada nuevo debajo del sol” pero no para nuestras mentes llenas de
hambre por saber y conocer nuestro entorno, lo que somos, lo que ah sucedido en
el pasado y lo que podemos hacer en el futuro.
Crear un ambiente más humanitario, borrando las barreras que nos han dividido para
convivir en paz, asombrándonos del talento que poseen nuestros compañeros y siendo
una cultura en la que todos colaboran.
Deja de ponerte límites, ¿Quién
decide que está bien o mal?
La única limitación que te impide
conocer todo tu potencial eres tú.
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